Quisiéramos transmitir, desde nuestro interés, una información muy relevante acerca de la humanización de las personas para que conozcáis de cerca cómo es la vida en nuestra residencia. 

¿Te has planteado en alguna ocasión sujetar a tu padre o a tu madre a una cama o un sillón? ¿O si fueras tú de mayor? ¿Te has planteado
llegar a los 80 y no poder expresar verbalmente cómo te sientes?

Te vamos a llevar a un futuro ficticio…tienes 80 años y una demencia grave, no puedes hablar y constantemente intentas levantarte, gritas y te encuentras irritado. Las personas de tu alrededor prueban con todo lo que se les ocurre, pero nada da resultado. Por miedo a que te caigas, te sujetan, por ejemplo, a una silla.

¿Qué objetivo quieren conseguir con esa decisión?

Vale…sí, estás más seguro porque evitas que puedas caerte y hacerte daño, pero ¿se ha abordado el problema?
Esto es una realidad hoy en día en muchas residencias de mayores en España. Todos nuestros esfuerzos, desde la Residencia de Mayores de Santiago Pontones, van dirigidos a favorecer un trato digno basado en un Modelo de Cuidado de Atención Centrada en la Persona sin sujeciones físicas ni químicas, impulsado por el proyecto de la Fundación Cuidados Dignos, que apoya a que todas las entidades creen un nuevo paradigma de cuidado a través de la metodología de trabajo Libera-Care.

¿Cómo lo hacemos?
Uno de los objetivos, pero no el único y por ello tampoco el más importante, es la implantación ya establecida en el centro de un método de vigilancia para evitar caídas. En nuestro centro no utilizamos sujeciones.
Otro, es aumentar su calidad de vida. Conocer a nuestros residentes es primordial, y para ello es imprescindible conocer la historia de vida de cada persona (experiencias, vivencias, gustos y preferencias, etc.). Siguiendo el ejemplo anterior, nos volvemos al futuro…80 años, demencia y estás muy irritado. ¿Cabría la posibilidad de contribuir a mejorar tu bienestar? Tal vez, quieras levantarte porque sientes miedo de algo de tu alrededor, por una experiencia anterior (en la TV está echando un documental de animales o alguna noticia catastrófica), tal vez sea porque las condiciones físicas de tu alrededor no son cómodas y óptimas (demasiada luz, ruido, temperatura,). Estas, entre otras muchas causas, pueden ser el motivo por el cual te encuentras inquieto/a.
Conocer la historia de nuestros mayores, para dar una atención personalizada es una de nuestras funciones y objetivos. Incentivamos y contribuimos profesionalmente a mejorar la calidad de vida de cada uno de ellos/as.

¿Cómo podrías contribuir tú?
No juzgar y ayudar. Como se ha comentado, somos un centro libre de sujeciones y por tanto nuestros mayores son libres. Ellos son parte del pueblo y la comunidad, así lo sienten y así es. Necesitan seguir paseando por sus calles, ver a sus seres queridos, en definitiva, quieren seguir manteniendo su autonomía. ¿Qué ocurre? En ocasiones, conforme avanzan en el tiempo, disminuyen sus capacidades sensoriales y perceptivas o tienen limitaciones físicas. Pero no podemos por ello privarle de salir (“por miedo a que…”). Puedes contribuir a que estas
personas sigan haciendo lo que realmente les hace feliz. Pensar en lo que ellos quieren y no en lo que consideramos que sería mejor para ellos. Preguntarles y tener en cuenta su
opinión. Si los vemos por la calle, preguntarles si necesitan nuestra ayuda, observar si están desorientados, también se puede informar a las personas de referencia acerca de su estado o localización como una forma de cuidado y vigilancia en lugar de “sujetar o encerrar”. Sería una misión de todos poder contribuir con ellos porque los adultos mayores representan la experiencia y sabiduría adquirida por los años, son nuestro pasado, hacen parte de nuestro presente y reflejan nuestro futuro. La sonrisa no tiene edad.

Si quieres formar parte de este precioso proyecto y ser voluntario/a puedes pasarte por la Residencia de Mayores Santiago-Pontones o llamar al teléfono de contacto 953 43 85 74